“Tolerancia cero” hacia los contagios de Covid-19.
Bajo esta premisa, el Gobierno chino ha vuelto a imponer aislamientos y otras restricciones en el norte del país, nuevo epicentro de un rebrote del virus.
Entre las medidas tomadas está la orden de confinamiento para alrededor de 35.000 personas en Ejin, Mongolia Interior.
En Beijing, las autoridades suspendieron de forma indefinida una maratón programada para el 31 de octubre en la que participarían alrededor de 30.000 personas.
Los habitantes de la capital del país también tendrán que limitar sus desplazamientos.
En la provincia de Gansu, que se encuentra a lo largo de la antigua Ruta de la Seda, las zonas turísticas quedaron cerradas, incluidos sitios religiosos y las grutas de de Dunhuang. Además, fue impuesta la orden de confinamiento para varias localidades.
Asimismo, las autoridades retomaron la realización masiva de pruebas de diagnóstico de Covid-19 en 11 provincias del norte de la nación.
El Gobierno se apresura a tomar medidas con la mirada puesta en los Juegos Olímpicos de Invierno, programados a partir del próximo 4 de febrero en la capital china.
En este sentido, los organizadores del evento deportivo anunciaron este lunes 25 de octubre reglas más estrictas para los espectadores; entre ellas el uso sin excepción de mascarillas y limitaciones de movimiento.
Quienes pretendan visitar lugares públicos en Beijing y en la ciudad de Zjangjiakou, en la provincia de Hebei, tendrán que proporcionar resultados negativos de pruebas realizadas máximo con 48 horas de anticipación.
Existe preocupación de que los turistas puedan servir como vehículo de transmisión de la enfermedad.
Los nuevos contagios que preocupan al Gobierno chino
Las nuevas restricciones tienen lugar después de que la Comisión Nacional de Salud informara sobre 35 nuevos casos de transmisión local en las últimas 24 horas.
19 de ellos fueron hallados en Mongolia Interior, cuatro en Gansu y el resto en distintas partes del país.
Aunque las tasas de incidencia son relativamente bajas, las autoridades están comprometidas con atacar rápidamente cualquier amenaza de un brote masivo como el que paralizó al país durante varios meses en 2020.
China ordena vacunar a los niños a partir de los tres años de edad
Ante el repunte de los casos, los niños de tan solo tres años comenzarán a recibir vacunas contra el Covid-19 en China.
Desde el pasado junio, China aprobó dos vacunas para menores de entre tres y 17 años: Sinopharm, del Instituto de Productos Biológicos de Beijing y Sinovac.
Hasta ahora, los antídotos en este país solo han sido aplicados a partir de los 12 años.
Sin embargo, no todos los padres se muestran abiertos a que los fármacos sean suministrados a los menores. “No tengo muy claro el perfil de seguridad de la vacuna, así que no quiero que lo vacunen, al menos, no quiero ser el primero”, aseguró Wang Lu, padre de un menor de tres años en la ciudad sureña de Fuzhou.
Otros, por el contrario, respaldan las inyecciones de inmunización para los más pequeños. “Creo que esto no es muy diferente a la vacuna contra la gripe, ya se han vacunado muchas personas, así que no tengo demasiadas preocupaciones”, dijo Wu Cong, madre de un niño de siete años.
¿Cómo se explican los rebrotes en un país con altas tasas de vacunación?
China, origen de la pandemia y país fabricante de varias vacunas contra el Covid-19, es una de las naciones con mayor tasa de inmunización.
Según datos oficiales, en el gigante asiático se han vacunado 1.070 millones de personas de los 1.400 millones que conforman su población. Es decir, el 76% de sus habitantes están completamente inoculados.
Dada la amplia disponibilidad de fármacos, en este país el problema no puede ser atribuido a la escasez de fármacos como ocurre en otras naciones. Incluso, dos de sus antídotos: Sinopharm y Sinovac han sido avalados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero, ¿cuán efectivos son frente a las nuevas variantes del virus?
De acuerdo con datos públicos, las vacunas más utilizadas en China han demostrado su eficacia en la prevención de desarrollar síntomas graves de la enfermedad y evitar la transmisión del virus.
Sin embargo, la protección que ofrecen frente a la variante Delta no es concluyente. Y es que justamente el Gobierno se encuentra particularmente preocupado por la propagación de esta cepa.
A ella, las autoridades chinas atribuyen los nuevos casos, pues se trata de una variante mucho más contagiosa.
El subdirector del Centro de Control de Enfermedades, Wu Liangyou, aseguró que el último rebrote que está viendo el país es causado por la variante Delta de la que destacó su “fuerte capacidad de transmisión”.
Datos publicados por el Gobierno británico han indicado que Delta es entre 40 y 60% más transmisible que otras cepas como alfa y casi dos veces más contagiosa que la versión original del SARS-CoV-2 identificada por primera vez en Wuhan.
Ante este panorama, el pasado 11 de octubre, la OMS recomendó una tercera dosis para cualquiera de las vacunas aprobadas por este organismo: Pfizer-BioNTech, Moderna, AstraZeneca, Johnson&Johnson, Sinopharm y Sinovac.
En el caso de las vacunas chinas, la recomendación se extiende para todas las personas, especialmente para los llamados grupos de riesgo como las personas mayores de 60 años.
“Todas las evidencias indican que se necesita una tercera dosis de estas mismas vacunas o de sus homólogas”, dijo entonces Alejandro Cravioto, presidente del Grupo Asesor Estratégico de Expertos de la OMS (SAGE).
En el caso de Janssen, de la farmacéutica Johnson&Johnson, en principio hizo énfasis en aquellos con un “sistema inmunológico grave o moderadamente comprometido”.
Aunque las vacunas han demostrado ser altamente efectivas, las autoridades sanitarias destacan que mientras el virus siga mutando, deben mantenerse medidas de control.
Con Reuters, AP y medios locales